Con mucho sudor se ha sumado la tercera victoria (79-72), en otros tantos partidos en casa, en esta cuarta jornada ante el Kangoeroes Mechelen que volvió a dejar claro que ha venido a dar guerra a esta Euroliga. (Revive aquí el partido).
Se dejó contagiar Avenida por momentos del ritmo caótico de las belgas, que tiran desde cualquier lugar y meten desde muchos, pero en cuanto tuvo orden y defensa pudo abrir hueco aunque faltó sentenciar. Bien Fasoula para resolver bajo aro con otra nueva exhibición de Cazorla, dos en apenas tres días, y la aparición de la mejor versión anotadora de McCall.
No es fácil afrontar un partido como la noche de este martes, ante un rival para muchos desconocidos pero que juega sin miedo a nada, y tras la paliza del sábado, pero Avenida salió con seriedad, haciendo las cosas planeadas para marcharse en el marcado 8-2. Espejismo. El “libre albedrío” belga entró en juego en cuanto les entraron los triples de Berkáni, que lanza desde Bélgica y, en ocasiones, enchufa. A su ritmo eléctrico y sin pausa se jugaba, pero a las azulonas no les convenía en absoluto, aunque supieron retener el primer arreón, 17-17.
Disipada toda duda de que el partido no iba a ser nada sencillo ni, sobre todo, nada cómodo de jugar. Tocaba aceptarlo y acoplarse a ello, pero en ningún momento de la primera parte lo lograba Avenida. Los errores en lanzamiento de una extra cansada Aleks, visiblemente castigada, y la ausencia de acierto en jugadoras salvo los destellos de Maite o Erica propiciaban ir siempre en una horquilla igualada en el marcador. Al delirio de Berkáni le siguió el poderío de Morrison en la primera mitad y unos instantes finales de absoluto correcalles, primera norma de partido a evitar para Avenida, con posesiones de apenas cinco o seis segundos, que servía para que Kangoeroes, incluido su entrenador celebrando cada acción cual gol, se viniera muy arriba. Al descanso, máxima igualdad, 39-38.
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Esa batalla de golpes sin defensa no interesaba para nada a Avenida, menos aún ante un rival sin ninguna presión ni vergüenza ofensiva. Lo corrigió tras el paso por vestuario el equipo azulón con buenos momentos. Un par de triples daban por fin cierto respiro a las charras. Ahora sí funcionaba la defensa y se movía el balón en ataque, pero cada momento de inspiración visitante, o despiste charro, era un soplo de aire. Una técnica a Roberto más triple volvían a poner a las belgas a cuatro, pero volvió a controlar el partido el conjunto local, con balones a Fas, Maite y Erica para poner una renta interesante a falta de diez minutos, 63-51.
Lo tuvo controladísimo Avenida, de hecho la renta, con un triple de ocho metros de una Maite en estado de trance, alcanzó los 16 puntos y todos parecían respirar. Quizás en exceso. Se vio de nuevo el equipo de Roberto Íñiguez arriba y se relajó, o apareció el cansancio, o la desconexión mental… Llámenlo como quieran pero se atascó en ataque durante un instante y la inspiración de Bertsch, ahora, hizo el resto. Poco a poco, con alguna decisión controvertida arbitral que otra, limaba marcador el equipo visitante que llegó a estar a cinco. La calma y la mano de Silvia, la única medianamente certera desde el tiro libre, sellaron el triunfo. Luchado, como todo en esta Euroliga de locos.