El Atlético Valladolid ha vuelto a dar muestra de su coraje, sumando un punto de oro (29-29) en la última jugada del partido de este martes con un espectacular tanto de colgada del macedonio Dime Dimitrioski a pase de Borja Méndez, en una pista que se le estaba resistiendo en las últimas temporadas y donde anteriormente había caído por la mínima y en final de posesión. Hoy la moneda ha salido cara en Pamplona y los gladiadores azules han sido los que han estallado de felicidad al final. Un empate que sabe a gloria y que refrenda no solo el trabajo, sino el corazón y fe de un equipo admirable que jamás se rinde.
Comenzó Atlético Valladolid sin complejos con defensa intensa y presionante saliendo a 9 metros y Méndez llevando la manija ofensiva, 5-7 min.13. Un Helvetia Anaitasuna necesitado y con afán de recuperar terreno en la Liga ASOBAL, también le ponía energía y solvencia atrás, pero los gladiadores azules tenían paciencia en ataque y eran efectivos de cara al marco del argentino Bar. Casi veinte minutos les duró la iniciativa a los pucelanos que no habían encajado mucho hasta ese momento, pero a partir de ahí sufrían algunas pérdidas, especialmente en su siete contra seis, y el lateral también argentino Bonanno de campo a campo, aprovechaba una de ellas para colocar por delante a los suyos, 11-10 min.19.
Juan Manuel Bar además empezó a entonarse en portería y el Atlético Valladolid cometía imprecisiones. Llegó cierta flojera defensiva y el Anaitasuna se marchó de tres, 15-12 min. 23. Cuando el equipo volvió a estabilizarse se colocó de nuevo a un gol con un Borja Méndez (6 tantos en este periodo) imtratable, pero los navarros hacían de su necesidad virtud y se marchaban dos arriba la descanso, 17-15.
Más agresivo en ataque en el comienzo de la segunda parte, el Atlético Valladolid quiso meterse en el choque pero Anaitasuna conectando con los extremos seguía administrando su ventaja. Además los navarros eran duros en defensa, cerraban el centro y la conexión con el pivote Álvaro Martínez, y dificultaban que el balón llegara a los extremos vallisoletanos. Así el cuadro pamplonés continuaba instalado en una cómoda renta de tres arriba.
Bazán desde los seis metros y Gastón desde el extremo derecho lideraban la ofensiva del Anaitasuna y el entrenador David Pisonero trataba de administrar su corta rotación, mitigar no poder jugar con zurdos en primera línea y daba también minutos al juvenil Gonzalo Díez. Los castellanoleoneses mejoraron a partir de la inspiración de César Pérez en el marco junto a buenas acciones de Freitas. Un gol al contraataque de Miguel Camino puso de nuevo uno arriba al Atlético Valladolid, 24-25 min.49.
A partir de ahí diez minutos de máxima igualdad y emoción, hasta llegar a la jugada de pizarra tras tiempo muerto del técnico visitante Pisonero con empate en el marcador. Entonces, con cinco segundos por jugar, pase hacia Borja Méndez que realiza una colgada perfecta sobre Dime Dimitrioski que el extremo macedonio convertía sobre la bocina, para alegría de un equipo que consiguió justamente un valioso punto.
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El entrenador del Atlético Valladolid, David Pisonero, valoraba el partido ante Anaitasuna a la conclusión del mismo, “partido de muchas fases y picos aunque si lo miro globalmente quizás el empate sea justo. Los dos hemos pasado momentos muy delicados y nosotros hemos sabido aguantar y sobreponernos. Ellos han hecho buen partido defensivamente y nos ha costado bastante, pero las rotaciones nos han dado oxígeno para con una maravillosa acción determinar el empate. Esta ha sido la tónica de los últimos enfrentamientos de Valladolid aquí en Pamplona con acciones al final donde podía haber ganado cualquiera. Nosotros venimos defensivamente cortos, con muchas bajas y sin zurdos, pero el objetivo era llegar enganchados al final y si eso ocurría sabíamos que podíamos sacar puntos”, explicó.