Pocas opciones hay de ganar a UMMC Ekaterinburg en Euroliga, menos si las rusas sacan a relucir su mejor versión. El gigante ruso ha vencido en Wurbzurg con rotundidad, 67-93, en un choque en el que gozaron de un grandísimo acierto, propio de la calidad de las jugadoras de que estamos hablando, y se unió a un Avenida más “pesado” de piernas de lo habitual y, por qué no decirlo, un arbitraje que, en los momentos igualados fue, sencillamente, desesperante para el equipo salmantino. A pesar de las ausencias rusas, algunas de última hora, la calidad del Eka es tal que, con las que estén, ya tienen para vencer a cualquiera y hoy en Salamanca se gustaron.

Prolegómenos raros del partido con las dudas de quién juega y por qué no en Ekaterinburg que se plantaba sobre el parqué con ocho jugadoras. Eso sí, esas ocho serían por separado estrella rutilante de cualquier otro equipo de Euroliga y les sobró, vaya si les sobró. Y eso que Avenida plantaba cara y aceptaba, de nuevo, el reto anotador en los primeros compases. Kah y Lou desde el perímetro a los mandos para contrarrestar a la que, seguramente, sea ahora mismo la mejor sobre la faz de la Tierra, Jonquel Jones. 12-7 de inicio, hasta que empezó un show arbitral impresionante. Baste con señalar que un equipo como Eka, que ni mucho menos defendía mal ni flojo, estuvo 17 minutos con una sola falta. Avenida no iría ni una sola vez a tiros libres en la primera mitad (dos en todo el partido). Con eso y con las rotaciones, porque lo que viene es de aúpa, y el tremendo acierto visitante, ya abría hueco Eka tras diez minutos, 17-27.

Se contagió Avenida de los errores arbitrales en exceso, perdió el norte y perdió el acierto. Eka, a lo suyo como un martillo pilón. Si no era Jones, omnipresente, era Bentley desde el períemtro, Vandersloot dirigiendo. Y los árbitros recibiendo una sonora pitada en cada acción. Faltas, pasos, todo el arsenal para un Avenida que cayó en esa trampa y se marchó por momentos del juego. Sólo Lou y un par de penetraciones de Cazorla daban cierto respiro a un Avenida que, para más INRI, ya no veía el aro con acierto. Pecado mortal ante un Eka que la movía, se gustaba y ametrallaba para marcharse al descanso con el partido medio solventado, 30-52. 

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No tenía intención, ni mucho menos, Avenida de bajar los brazos, pero la losa era muy grande y, es más, no dejaba de aumentar y aumentar a cada triple visitante y ante el desacierto local. El respetable reaccionaba ya con pitorreo celebrando cada falta señalada a favor con una ovación, se veían menos de esas que goles en un partido bueno de fútbol. Era un bombardeo, con la máxima ya sobre los 30 de ventaja y las charras, por momentos, desarboladas completamente dentro y fuera, 46-73 a falta de diez minutos.

Pero siempre, y mira que el partido no daba para ello, hay un momento para el corazón de Avenida. Pudiéndose dejar ir, hubiera sido lo lógico, las charras tiraron de pundonor, obligando incluso a Miguel Méndez a parar el choque cuando la renta descendió de los 20. Espejismo, sí, pero al menos se encontraban más opciones como las de Leo o Fas, que supo bailar en esos instantes finales con buenas acciones en la pintura. Era simplemente maquillaje, pero para irse con otro sabor de boca, a pesar de que el arsenal exterior de Eka no bajaba los brazos. Derrota clara que, eso sí, no empaña nada la temporada regular de un Avenida que aún tienen un partido más con opciones de conseguir un idílico segundo puesto. Eso será después de un parón que aún se ve lejano porque tenemos dos partidos en cuatro días en Canarias. Y se vienen curvas.