El primer punto de la eliminatoria de cuartos de final se quedó en Praga y de forma contundente. Würzburg, deberá ser otra historia este viernes, pero la historia de este partido sólo tuvo un color con un equipo local que hizo precisamente lo que no quería Avenida punto por punto y terminó llevándose cómodamente el duelo 77-56. Dominio abrumador del rebote con un juego interior físicamente imparable por el azulón, contraatque y, además, acierto para doblegar a un Avenida que, además, terminó desquiciado por el arbitraje, no influyente ni mucho menos, pero sí irrespetuoso con el banquillo y jugadoras charras. Entre las notas positivas, el buen partido ofensivo de Leo, la casta de Maite o Silvia y la pelea de Julia.
(Aquí el partido íntegro y aquí las mejores jugadas).
Ya saben aquello de que no por menos advertido… Sabía Avenida qué había que detener de las locales e incluso cómo, pero con un equipazo como Praga a veces ni con eso basta. Salieron a imponer su ley con una superioridad física incontestable y constantes visitas a la línea de tiros libres que permitían despegarse muy rápido por encima de la decena en el marcador. A Avenida, además, no le salía nada: triples liberados fallidos, canastas bajo aro de Fas que no entraban… uno de esos días. Con el panorama negro llegó la reacción de coraje de las charras, lideradas por la salida a campo de Leo, los triples de Cazorla y la dirección de Silvia. Del descalabro apuntado a la recuperación a sólo tres de desventaja, 20-17, pero un nuevo arreón de Jones, imparable bajo aro con la mitad de puntos de su equipo, aumentó la renta al 25-19.
Había motrado Avenida el peor camino y el camino del coraje, pero éste segundo era engañoso porque se había tomado con las titulares interiores de Praga en el banquillo. Su salida a pista volvió a dinamitar el duelo en un cuarto para el olvido. Todos los rebotes, las mil y una oportunidades y los contraataques eran locales. Praga corría incluso desde saque de fondo tras canasta y las charras estaban desarboladas ante la exhuberancia de un equipo que, además de más potente físicamente, está mucho más descansado por una liga mucho menos competida (por no decir nada). El resultado al descanso, doloroso, 45-27.
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Nada de lo que había hecho el equipoi charro en defensa valía y eso cambió notablemente en la reanudación. Lo controló Avenida dejando sin anotar a las locales, pero es que en ataque no había manera. De nuevo el aro esupiendo de todo y la moral iba cayendo. El intercambio de errores y aciertos no servía para mucho, ciertamente, y lo aprovechaban las checas para ir aumentando, ahora de forma más sostenida, la ventaja. Ya por encima de los veinte, las azulonas intentaban buscar fórmulas que no terminaban de servir. La cuarta de Mic terminaba por hacer estallar al banquillo charro, mientras los árbitros parecían reirse en la cara del entrenador gallego. 64-45, todo decidido.
El último parcial sólo trajo consigo cosas negativas, e incluso feas. La incredulidad de Pepe cuando reclamaba que los árbitros visitasen el IRS e instantes después se lo concedieran a Hejkova, técnica… En fin, nada determinante, sí desesperante. Mientras tanto, Conde, que no había aparecido hasta ese instante, se dedicó a sacar su calidad a relucir con el choque definido, en un intercambio de canastas y rotaciones esperando al final del choque. Una derrota clara, sin paliativos, el sueño de la final pasa por ganar en Salamanca y volver a llevar la eliminatoria a Praga.